martes, 5 de agosto de 2014

Emotivo encuentro con la poesía política canaria.


Escribía Gabriel Celaya hace años aquello de “la poesía es un arma cargada de futuro”.

Con esa idea en mente, nos proponíamos en el Ateneo acercarnos a las personas y, sobre todo, a las poesías, de figuras como Agustín Millares Sall, Pedro Lezcano, Olegario Marrero, Pedro García Cabrera, entre otros, que entendieron que su poesía era, mucho más que un mero entretenimiento, una herramienta al servicio de la crítica social y, especialmente en casos como los de Millares Sall u Olegario Marrero, armas puestas al servicio de la clase obrera en su tarea de destrucción del capitalismo.

Tras una intervención previa con la que pretendíamos dejar claro que en esto de la lucha ideológica no hay espacios neutrales, aprovechábamos para hacer un breve repaso histórico y literario sobre las figuras más eminentes de la narrativa canaria.





Desde figuras tan antiguas como Antonio de Viana hasta las más recientes propuestas poéticas, exploramos eso que llaman “poesía comprometida” con la idea de descubrir qué se encuentra tras ese concepto, para, rápidamente, acentuar que en esta etapa histórica en que vivimos si el concepto “poesía comprometida” sigue teniendo algún valor, éste pasa, ineludiblemente, por una poesía que apunte a la destrucción del capitalismo como una forma de garantizar ya no sólo una vida humana plena, sino incluso evitar la extinción de toda la vida en el planeta.

En la segunda parte de la actividad, el público asistente poco a poco se fue animando a recitar sus poemas preferidos. Poesías inolvidables como “La polka del cacique” o la “Letanía para un sinvergüenza” del compañero recientemente desaparecido Olegario Marrero, “Polución” o “Cuarto Creciente” de Pedro García Cabrera o “Con un poema en la mano” y “No vale” de Agustín Millares Sall, entre otros poemas de autores diversos, tampoco faltaron a la cita.










Y así entre poema y poema, entre recuerdo y recuerdo acabamos una actividad con la que pretendíamos animar al público a acercarse a figuras y poesías “a contracorriente”, especialmente en un tiempo como el que vivimos marcado por lo “políticamente correcto”, elegido eufemismo tras el que se oculta siempre lo servil y útil a la clase dominante.
Con esta actividad el Ateneo Popular Jiribilla se despide hasta septiembre, reservándonos el mes de agosto para recuperar energías con las que volver a redoblar esfuerzos tras el verano en este combate ideológico que nos hemos marcado como tarea central quienes componemos el Ateneo. 

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