Fino, de calidad, elegante, serio, acogedor, selecto... fueron los epítetos reiterados por un público asistente, unos, de costumbres, que forman parte del entorno habitual del Ateneo, y otros, nuevos, que selectivamente sabían lo que iban a ver en este encuentro musical-poético.
Qué decir de un Reynier Mariño, formado de entre los mejores músicos cubanos y españoles como lo es Tomatito. Su repertorio goza de un eclecticismo, entre música cubana y española, con un logro fuera de serie. En cuanto a su dominio sobre las cuerdas de esa guitarra que trata a la perfección con una entrega ciega y con tanta dulzura, dejó al público encantado.
Su compañera Cecilia, por otro lado, con sus cuerdas pero vocales en este caso, voz aterciopelada, firme, segura, acento uruguayo tan nuetro también, nos dejó fría la piel del impacto, por su voz recitada.
Ritmo a ritmo, verso a verso, nos dejó a todos/as en general satisfechos/as por tanto derrame de belleza.
Compañeros: que nunca las mañas pierdan. Muchas gracias por el obsequio.
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