El pasado viernes tuvimos en el Ateneo Popular Jiribilla una interesantísima mesa redonda sobre la manipulación de los medios de comunicación al servicio del sistema capitalista. Desde la mesa, los ponentes colocaron importantes temas de reflexión. Por ejemplo ,cómo la tan cacareada "libertad de expresión" de los "medios de comunicación" responde, en realidad, a los intereses ideológicos de los consorcios empresariales que los financian; o cómo algunos de esos grandes medios funcionan a pesar de las pérdidas de capitales que generan puesto que, en estos casos, la rentabilidad económica queda supeditada a un interés aún mayor: el control absoluto de las mentalidades, de nuestra capacidad de intervenir en nuestra realidad, de nuestra forma de sentir o la de entender el mundo y de percibirnos a nosotros mismos y a los que nos rodean...
Así se explicó cómo el Cuarto Poder (los medios de comunicación) no existe, al igual que no existe la separación de los otros tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), ya que en un estado burgués todos estos poderes de los que se dota el estado están al servicio de la ideología de la clase dominante, es decir, de la burguesía.
Por tanto, ni siquiera la titularidad pública de los medios
de comunicación garantizaría una información veraz de lo que está
sucediendo en el mundo, y solo la creación de medios alternativos de
información que defiendan sin complejos las posiciones de la clase
trabajadora, podría articular una mayor capacidad de comprensión de las
masas respecto a los intereses creados y las manipulaciones que, desde
los medios de desinformación masiva de la burguesía, se nos inocula
veinticuatro horas al día.
Ya en el debate con los asistentes se enumeraron
algunos ejemplos concretos sobre los casos de manipulación más
actuales, como la crisis en Ucrania o la situación pasada y actual de
Venezuela. También se señalaron las múltiples dimensiones del control
ideológico, que no se supedita solo a las manipulaciones de los
Informativos (prensa, televisión, radio), sino que se extiende a un
amplio abanico de productos de consumo altamente normalizados como son
las series y programas de televisión, los dibujos animados, el cine...
Todos estos productos nos influyen profundamente y nos hacen percibir la
realidad de una manera tan alienante que hace posible que, al final, el
oprimido defienda al opresor y asimile y acepte parámetros misóginos,
xenófobos, clasistas, consumistas e insolidarios que posibilitan el
mantenimiento y la profundización de la barbarie capitalista.
Especialmente interesante fue la reflexión sobre cómo, en estos medios
de control de las conciencias, la sumisión se convertía en un ideal de
bondad, creando un entramado de parámetros inmovilistas, como el
manipulado concepto de "pacifismo". En realidad el verdadero pacifismo
no equivale a someterse sino a luchar por hacer posible un cambio de
sistema; el verdadero pacifismo debe acabar con el sistema capitalista
cuyo funcionamiento es indisociable del constante fomento de guerras
genocidas por el control de recursos naturales. El verdadero pacifismo
no consiste, por tanto, en rechazar el legítimo derecho a la violencia
revolucionaria, sino en la lucha por la justicia social y no tiene nada
que ver, por tanto, con el mensaje alienante de los medios masivos al
servicio de la oligarquía que equipara los sentimientos pacíficos con
los de sometimiento y permanencia del status quo.
Un acto intenso y muy interesante que esperamos que no te hayas perdido!!
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